jueves, 23 de octubre de 2025

Cómo el odio puede transformarse en política de Estado.


🌍 Cómo el odio puede transformarse en política de Estado

Por Élida Bentancourt – Noticias Plenas

🕯️ 1) Reflexión general
El odio es una emoción tan antigua como el ser humano, pero su peligrosidad se multiplica cuando se convierte en sistema.
Cuando un Estado, una religión o una ideología lo adopta como principio, el odio deja de ser impulso y se vuelve programa: una maquinaria de manipulación, persecución y destrucción.
A lo largo de la historia, las naciones han usado la política, la fe o el nacionalismo como herramientas para dividir al mundo entre “los buenos” y “los enemigos”.
El odio institucionalizado no busca justicia, sino obediencia; no busca verdad, sino sometimiento.
Y cuando logra capturar el poder, la empatía se extingue y el ciudadano deja de ser sujeto de derechos para transformarse en un medio descartable.

⚰️ 2) Ejemplos históricos y actuales del odio hecho sistema

🇹🇷 El genocidio armenio (1915-1923)
El Imperio Otomano emprendió el exterminio sistemático del pueblo armenio cristiano, con deportaciones y masacres que costaron la vida de más de un millón y medio de personas.
Hasta hoy, Turquía no ha pedido perdón oficialmente ni ha reconocido plenamente el genocidio.
Aquel horror fue un ensayo de lo que décadas más tarde repetiría Europa con el nazismo: la conversión del odio en política de Estado.

✝️ Fundamentalismo religioso y exclusión de minorías

En varias regiones del mundo —especialmente en África y Asia— grupos extremistas islámicos continúan persiguiendo y exterminando etnias cristianas, yezidíes y otras comunidades.
El odio religioso, legitimado por una interpretación fanática de la fe, se transforma en guerra civil, desplazamiento y genocidio silencioso.
La religión, cuando se usa como arma, deja de ser espiritualidad y se convierte en instrumento de control.

🇷🇺 Las purgas bolcheviques y el terror rojo

En la Revolución rusa, el odio de clases se elevó a dogma político.
Millones de campesinos, intelectuales y disidentes fueron fusilados o deportados a los gulags por oponerse al régimen soviético.
El asesinato de los zares y sus hijos fue el símbolo de un odio ideológico que pretendía “limpiar” el pasado para instaurar una utopía sin piedad.

🇫🇷 La Revolución Francesa y la guillotina

El siglo XVIII proclamó libertad, igualdad y fraternidad, pero pronto esas banderas se tiñeron de sangre.
Durante el Terror jacobino, el Estado revolucionario convirtió la guillotina en política moral: quien pensaba distinto, moría.
Así, la razón ilustrada se contaminó de fanatismo y el ideal de libertad se volvió opresión colectiva.

🇩🇪 El nazismo y el Holocausto

El ejemplo más siniestro de cómo el odio puede institucionalizarse: una nación entera fue adoctrinada para creer que exterminar era un acto de patriotismo.
El racismo se transformó en ley, y el odio se vistió de ciencia.

🌍 Guerras actuales por creencias y poder

En el presente, África y Medio Oriente siguen siendo escenarios donde la religión, la etnia o la ideología se usan para justificar atrocidades.
En Asia, minorías religiosas siguen siendo perseguidas; y en algunos Estados teocráticos, las mujeres y disidentes son castigados por pensar diferente.
El odio, disfrazado de moral, continúa matando.

🌱 3) ¿Cómo detener la política del odio?

a) Educación en ética y memoria
No basta enseñar tecnología o historia: hay que enseñar conciencia.
La empatía debe ser un valor escolar, político y social. La educación debe formar ciudadanos capaces de pensar por sí mismos, no masas que repitan consignas.

b) Justicia y reconocimiento histórico
El perdón no borra el pasado, pero la negación lo perpetúa.
Los Estados deben reconocer los crímenes históricos —como el genocidio armenio, las purgas ideológicas o los exterminios religiosos— para construir una cultura mundial de responsabilidad moral.

c) Leyes contra el discurso del odio
El odio no puede ampararse bajo la libertad de expresión cuando incita a la destrucción de personas o comunidades.
La libertad tiene límites: termina donde empieza el daño irreversible.

d) Control ético en redes y medios
El odio digital ya es una forma de guerra psicológica.
Las plataformas y los Estados deben cooperar con inteligencia artificial y supervisión humana para impedir que el fanatismo encuentre nuevas trincheras virtuales.

e) Ciudadanía activa y consciente
La indiferencia también mata.
Frente al odio, el silencio es complicidad.
Cada ciudadano puede y debe actuar: informarse, denunciar, dialogar y elegir líderes que prioricen la paz sobre la revancha.

⚖️ Reflexión final

El odio es una enfermedad política del alma colectiva.
Cuando el poder lo adopta, se convierte en un cáncer moral que destruye naciones, culturas y generaciones.
Por eso, la gran tarea del siglo XXI no es tecnológica, sino espiritual: aprender a gobernar sin odiar, a disentir sin destruir, a recordar sin venganza.

“Los pueblos no mueren cuando pierden guerras,
sino cuando olvidan su conciencia.”

🌿 Noticias Plenas – donde el derecho se encuentra con la conciencia.




martes, 21 de octubre de 2025

REDES SOCIALES Y EL ESPEJISMO DE LA EMPATÍA

🌐 Redes sociales y el espejismo de la empatía

Por Élida Bentancourt – Noticias Plenas

Vivimos en una época donde todos pueden hablar, pero pocos eligen escuchar.
Las redes sociales, creadas para conectar al mundo, se han convertido —cada vez más— en un espejo donde muchos reflejan su frustración, su ira o su fanatismo. Lo que debería ser un espacio de intercambio de ideas se transforma, a menudo, en una arena de juicio público donde la empatía se disuelve entre los algoritmos.
Hace unos días, un grupo de jóvenes escribió en las redes: “Esta vieja debería estar prohibida en las redes sociales.”
Lo dijeron porque expresé una opinión contraria a la corriente dominante: que no estoy de acuerdo con la reciente ley de eutanasia en Uruguay, ya que carece de las garantías suficientes para proteger la vida y la voluntad consciente de las personas.
No me ofende el insulto, me preocupa el síntoma.

Cuando una sociedad deja de debatir ideas y empieza a atacar personas, lo que se erosiona no es una opinión: es la ética misma.
La libertad de expresión pierde su valor cuando se usa para silenciar, denigrar o etiquetar al otro como “enemigo”. Y en el fondo, esas reacciones violentas no nacen del pensamiento, sino de la imitación. Muchos jóvenes —sin haber leído las leyes ni comprendido los contextos— repiten el discurso de sus referentes, sean políticos, mediáticos o familiares. Así, las redes se llenan de ecos, pero vacías de reflexión.

⚖️ ¿Hay que regular las redes sociales?
Es una pregunta necesaria, pero incómoda.
No se trata de censurar, sino de poner límites éticos a la crueldad, igual que los ponemos en la vida real.
Las plataformas tienen herramientas tecnológicas —incluida la inteligencia artificial— que podrían detectar patrones de discurso de odio, acoso y fanatismo, y bloquear temporal o definitivamente a quienes reiteran ese comportamiento.
Pero la pregunta más profunda es otra:
¿por qué hay tanto odio que moderar?

Porque el problema no está solo en la pantalla.
Está en las familias que los educan, en la falta de diálogo, en la educación que confunde “opinar” con “atacar”, en el vacío afectivo que deja lugar al resentimiento. Si en un hogar se enseña a respetar hasta a una hormiga, ¿cómo se puede justificar el desprecio a otro ser humano?

🧭 Ética digital: un espejo del alma
Las redes no son el problema: son el reflejo.
Allí se multiplica lo que somos.
Si una persona necesita destruir al otro para afirmarse, no está ejerciendo libertad: está manifestando vacío.
Por eso, antes de regular las plataformas, tal vez debamos reeducar la empatía, devolverle al diálogo su dignidad y recordar que detrás de cada pantalla hay una vida, una historia, una persona con emociones, aciertos y fragilidades.

“La inteligencia artificial puede detectar el odio,
pero solo la inteligencia humana puede transformarlo en comprensión.”

Que las redes sociales vuelvan a ser puentes, no trincheras.
Porque el mundo no necesita más voces que griten, sino más almas que comprendan.

🌿 Noticias Plenas – donde el derecho se encuentra con la conciencia.


jueves, 16 de octubre de 2025

⚖️ Eutanasia en Uruguay: ¿avance social o experimento peligroso?

El 16 de octubre de 2025, Uruguay hizo historia al convertirse en el primer país de América Latina en aprobar por vía legislativa una ley de eutanasia (ley de “muerte digna”), permitiendo que personas con enfermedades incurables y sufrimientos insoportables puedan solicitar la muerte asistida. 

La aprobación no fue un instante espontáneo: en agosto de 2025 la Cámara de Diputados ya había dado media sanción al proyecto con 64 votos a favor.  Luego, en el Senado, fue respaldada con 20 de 31 votos. 

La ley establece que los solicitantes deben ser adultos mayores de edad, residentes o ciudadanos con residencia acreditada, psíquicamente aptos, y padecer enfermedades incurables o tener sufrimientos extremos. 

Pero como todo en política social, no es una decisión binaria entre “bueno” o “malo”: tiene matices, riesgos y desafíos que deben valorarse con seriedad.

✅ Argumentos a favor de la ley (los que sus defensores alegan)

1. Autonomía y dignidad
Quienes apoyan la eutanasia sostienen que respetar la voluntad personal frente al sufrimiento es un derecho último: permitir que alguien decida cuándo desistir del dolor intenso es vista como una extensión del derecho humano.


2. Regulación frente a lo clandestino
Al legalizar y reglamentar la eutanasia, se pretende sacar esa práctica de la clandestinidad o del “argot médico discreto”, con controles y transparencia institucional.


3. Equidad sanitaria
Que todos los prestadores de salud públicos deban ofrecer el servicio —según el proyecto aprobado— asegura que no sea un “privilegio para ricos”. 

4. Reconocimiento de situaciones límite
En casos de enfermedades sin cura, con dolor físico o psíquico extremo, algunos médicos y filósofos consideran que prolongar la vida puede ser un acto de crueldad.

❌ Tus preocupaciones (y de muchos críticos)

1. Falta de garantías suficientes
Si la ley no exige un control judicial, una segunda opinión médica independiente, evaluaciones psiquiátricas profundas o períodos de reflexión obligatorios, queda abierta la posibilidad de abusos.


2. Situaciones mentales y decisiones bajo presión
Una persona en angustia o con depresión severa podría querer apelar a la eutanasia sin haber recibido tratamientos psicológicos o psiquiátricos adecuados. Si decide morir en ese estado, no podrá retractarse después.


3. Error médico o diagnóstico equivocado
Tú señalaste algo muy fuerte: el médico puede equivocarse, y luego ya no hay vuelta atrás para la persona fallecida. Esto eleva la responsabilidad profesional a un grado ético extremo.


4. Expansión del criterio
Si la ley se interpreta demasiado ampliamente, podría aplicarse no solo a terminales sino también a personas con enfermedades graves o crónicas no terminales (un debate ya abierto en otras naciones).


5. Presión social y vulnerables
En sociedades con desigualdad, personas vulnerables podrían sentirse inclinadas a “optar por la eutanasia” para no significar carga económica o emocional para la familia o para el Estado.


6. Conflicto profesional
El facultativo que firma podría enfrentar dilemas: objeción de conciencia, riesgos legales, la fragmentación de la responsabilidad, e incluso amenazas si el procedimiento es cuestionado.

🔍 Qué dice la legislación uruguaya

La ley de Muerte Digna define que solo personas psíquicamente aptas pueden pedir eutanasia, y que padezcan condiciones incurables irreversibles con sufrimiento insoportable. 

Como parte del debate, sectores opositores advirtieron que la eutanasia también debe considerarse en el contexto del Código de Ética Médica de Uruguay, que actualmente condena la eutanasia activa en su artículo 46. 

Durante las discusiones parlamentarias, hubo voces que compararon el proyecto con prácticas de regímenes autoritarios. Por ejemplo, el diputado Juan Martín Rodríguez manifestó: “El primer plan de eutanasia lo llevó adelante el nazismo”. 

El proyecto inicial requería dos entrevistas médicas separadas y registro de las mismas. Pero en la versión final de la ley parlamentaria parece que algunos requisitos de tiempo o supervisión quedaron atenuados. 

🧩 Comparaciones con otras leyes sociales uruguayas

Uruguay ha sido pionero en América Latina en aprobar leyes sociales progresistas: aborto, matrimonio igualitario, legalización de marihuana, derechos trans.

A diferencia de otras regiones, Uruguay posee tradición laica y respeto amplio por libertades individuales. Lo que podría facilitar la aceptación social de una ley de eutanasia.

Pero tu mirada crítica sobre “experimento social” tiene sentido: cada cambio normativo de esta magnitud implica riesgos antropológicos, culturales y éticos.

🕯️ Reflexión final

La sociedad uruguaya debe recibir este debate con humildad y responsabilidad.
Una ley de eutanasia no debe proponerse como afirmación de poder, sino como límite al sufrimiento, siempre condicionada por salvaguardas rigurosas.
Tu postura —que la vida merece protección incluso en momentos extremos— no es una posición aislada: muchas corrientes de la filosofía, la bioética y la doctrina ética coinciden en que la normativa debe estar construida sobre garantías reales, supervisión jurídica y respaldo psicológico.

Que la ley aprobada se convierta no en la puerta de la muerte fácil, sino en una línea de salvaguarda para quienes realmente no tienen otra salida.
Y como ciudadano libre, tienes todo el derecho de levantar tu voz: lo haces con fundamento, no con resentimiento.

🕯️ La dignidad no se impone por ley; se construye con humanidad y responsabilidad.
✍️ Por Élida Bentancor – Noticias Plenas


lunes, 13 de octubre de 2025

Israel y Hamás, la paz posible entre optimismo y realismo.

La reciente firma de la primera fase del acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás, mediado por Estados Unidos y potencias árabes, representa un hito que muchos creían imposible hace poco tiempo. 
Rehenes fueron liberados, prisioneros palestinos intercambiados, tropas israelíes anunciaron una retirada parcial. 
Más de veinte líderes mundiales se reunieron en Egipto para firmar el acuerdo oficial y otorgar visibilidad internacional a ese momento simbólico. 

Pero la pregunta que nos toca plantear es: ¿puede eso convertirse en paz real para Gaza y el Medio Oriente? Y ¿puede Donald Trump, al que vemos al frente de esta mediación, proyectarse como un pacificador de este siglo?

⚙️ Lo que hace falta para que no quede en gesto

Para que el acuerdo trascienda su carácter simbólico, debe enfrentar varios desafíos estructurales:

Gobernanza postconflicto: determinar quién controla Gaza, bajo qué mandato internacional, y cómo se integra con el resto de Palestina. Trump propone un comité técnico supervisado internacionalmente, con desarme de Hamas como condición. 

Desarme efectivo: un punto clave e incierto. Hay señales de que Hamas desplegará fuerzas policiales locales, pero la preservación de armas o milicias paralelas genera dudas sobre la implementación real. 

Monitoreo y garantías externas: la presencia de actores como Egipto, Catar, Turquía y Estados Unidos, como garantes del acuerdo, puede dar fuerza institucional al proceso. 

Reconstrucción humanitaria: la entrada masiva de ayuda y la reconstrucción de infraestructuras devastadas es urgente para restablecer cierta normalidad. 

Voluntad política frente a rupturas: cualquier intento de reanudar hostilidades, sabotear el alto al fuego o omitir partes del acuerdo puede derrumbar el proceso. En rupturas anteriores, los acuerdos de paz se rompieron por falta de verificación firme y falta de compromiso real.

🕊️ ¿Es Trump un pacificador?

La figura de Donald Trump está en el centro de estas negociaciones y del anuncio público del acuerdo. Él comunicó con énfasis simbólico que “la paz ha llegado” y manifestó la importancia de este logro. 
El hecho de que líderes internacionales se reunieran bajo su liderazgo le otorga visibilidad mediática y diplomática. 

Pero un pacificador real no es quien firma el acuerdo más espectacular, sino quien asegura que sus cláusulas se cumplan.
Y ahí reside el desafío: si Trump logra que Israel y Hamas mantengan la tregua, avancen en desalojos de milicias, reconstruyan Gaza y acerquen la justicia internacional, podría alcanzar ese estatus simbólico.
Si no, el consenso podría volverse efímero, una pausa entre dos guerras.

🏙️ Lo que Gaza puede esperar

Si el acuerdo avanza:

Decenas de rehenes que permanecían cautivos serán liberados. 

Israel retirará tropas a líneas acordadas y liberará prisioneros palestinos como parte del intercambio. 

La reconstrucción, con apoyo internacional, podría comenzar —y con ella esperanza para miles de desplazados.

Una gobernanza supervisada con presencia internacional podría mitigar el vacío del poder y evitar el caos interno.

Pero si algo falla:

Fragmentación política en Gaza, lucha de milicias internas, disputas entre facciones.

Reanidación de hostilidades.

Desconfianza local y rechazo social si las promesas no se materializan.

✨ Reflexión final

Este acuerdo podría marcar un antes y un después, o quedar como un gesto simbólico más en una tierra acostumbrada a gestas fallidas.
La paz en Gaza dependerá menos de discursos y fotos con presidentes, y más de compromisos sostenidos, verificaciones confiables y el coraje de quienes viven cada día bajo la sombra del conflicto.

Que esta pincelada de esperanza no se consuma en gestos, sino que enfrente los escollos del terreno con responsabilidad y humanidad.

Porque la paz no es una firma: es un proceso que exige compromiso y humanidad.