miércoles, 29 de octubre de 2025

¿Qué es el “Socialismo del Siglo XXI”?

 ¿Qué es el “Socialismo del Siglo XXI”?

Por Élida Bentancor – Noticias Plenas

1. Definición y origen

El término “Socialismo del Siglo XXI” apareció por primera vez en la primera década del siglo XXI, asociado al liderato de Hugo Chávez en Venezuela, con su proyecto político llamado “Bolivarianismo”. La idea afirmaba actualizar el socialismo clásico —propiedad estatal, planificación central, fuerte intervención del Estado— adaptándolo a un contexto globalizado, con retórica anti-imperialista, énfasis en los movimientos sociales y alianzas latinoamericanas.
En teoría, buscaba combinar justicia social, democracia participativa y soberanía nacional. Sin embargo, en la práctica y el debate público emprendió múltiples derroteros: algunos lo vieron como una renovación del ideal socialista, otros lo califican como una cobertura para autoritarismos.

2. ¿Por qué se habla de él en América Latina?

América Latina experimentó en el siglo XX cambios estructurales: desigualdad, dependencia económica, intervencionismos externos. El Socialismo del Siglo XXI planteaba: mayor intervención del Estado, redistribución, alianzas con gobiernos afines, integración regional (por ejemplo, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA), y un discurso que criticaba el neoliberalismo. Los países más referenciados han sido:

Venezuela (como caso principal)

Cuba (como aliado y modelo de continuidad)

Nicaragua (con Daniel Ortega, aunque el término no siempre se aplica exactamente)

En ciertos periodos, Bolivia, Ecuador, y otros gobiernos de izquierda que adoptaron discursos similares.


3. Socialismo del Siglo XXI, narcoterrorismo o terrorismo de Estado: ¿qué vínculo?

El concepto se vuelve más crítico cuando se vincula con prácticas de Estado que los opositores denuncian: concentración de poder, restricción de libertades, militarización, alianzas con grupos armados, tráfico de influencias, control de recursos naturales. En el caso de Venezuela, por ejemplo, se habla de “narcoterrorismo” o de “terrorismo de Estado” como acusaciones que señalan el uso estatal del poder para facilitar o encubrir redes de narcotráfico, represión política y violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Cuando un gobierno de izquierda adopta el discurso del Socialismo del Siglo XXI pero practica:

supresión del poder judicial o legislativo,

ausencia de elecciones libres,

persecución de la oposición,

alianzas con grupos irregulares para conservar el poder,
entonces algunos analistas lo califican como autoritarismo de izquierda o régimen híbrido.
La clave del debate es: ¿es ese modelo socialista o simplemente un autoritarismo con retórica socialista?


4. Socialismo del Siglo XXI democrático vs. izquierda democrática

Esta distinción es crucial: no todos los gobiernos de izquierda operan bajo el modelo antes descrito. En Uruguay, Brasil o Chile (en sus momentos de gobiernos de izquierda moderada), se ha intentado mantener sistemas democráticos, multipartidismo, libertades individuales, separación de poderes, economía mixta, etc.
La diferencia radica en:

Gobernanza institucional: si los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial se respetan mutuamente.

Participación ciudadana y pluralismo: si la oposición tiene espacio real y legal para actuar.

Respeto a los derechos humanos: si las minorías, las libertades y el disenso están protegidos.

Cuando alguno de esos elementos se debilita: el sistema puede mutar de “izquierda democrática” a “socialismo del siglo XXI” en su versión autoritaria.


5. Por qué se usa este término de manera tan marcada

El término sirve como etiqueta política y mediática que resume una narrativa: gobiernos que adoptan un lenguaje de justicia social, anti-imperialismo y redistribución, pero que en la práctica pueden restringir libertades y concentrar poder.
Por eso se usa como advertencia: al hablar del “Socialismo del Siglo XXI” se alerta sobre riesgo de autoritarismo.
También puede usarse como instrumento ideológico para criticar o deslegitimar gobiernos de izquierda moderada; la ambigüedad del termino permite diferentes usos políticos.

🔍 Reflexión final

El Socialismo del Siglo XXI no es, en sí mismo, un modelo homogéneo. Dependerá de su práctica institucional y del contexto democrático.
Como defensora de la forma republicana, veo que la democracia está en el equilibrio: entre la izquierda que proclama justicia y la práctica que debe respetar la libertad.
La pregunta que queda abierta es:
 ¿Podrá el socialismo moderno combinar solidaridad y libertad sin sacrificar uno por el otro?
Porque lo que no puede funcionar es usar la bandera del socialismo para justificar la centralización del poder o la dictadura permanente.

 “Una democracia es tan fuerte como su capacidad para tolerar la crítica.
Un socialismo es tan justo como su capacidad para reconocer al otro.”

⚖️ Noticias Plenas – donde el derecho se encuentra con la conciencia.



viernes, 24 de octubre de 2025

LOS VALORES QUE SOSTIENEN LA PAZ.

🕊️ Los valores que sostienen la paz: compasión, justicia y verdad

Por Élida Bentancor – Noticias Plenas

La paz no es un instante ni una firma: es una construcción diaria, una arquitectura invisible que se sostiene sobre valores humanos tan simples como profundos.
Hablar de paz sin hablar de compasión, justicia y verdad es construir sobre arena.
Porque la paz no se impone, se cultiva; y solo florece donde el alma humana ha aprendido a mirar al otro sin odio ni temor.


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🌿 Compasión: el alma que comprende antes de juzgar

La compasión no es lástima.
Es la fuerza que nos permite ver el dolor del otro como si fuera propio, sin necesidad de justificarlo ni explicarlo.
En un mundo que glorifica la competencia y el éxito, la compasión nos devuelve a la raíz: todos somos vulnerables, todos necesitamos ser comprendidos.
Una sociedad sin compasión se vuelve un campo de batalla donde nadie gana, porque cada victoria se levanta sobre la herida ajena.

⚖️ Justicia: el equilibrio entre la ley y la conciencia

La justicia no puede limitarse al castigo ni a la letra fría de la ley.
La verdadera justicia es equilibrio: reconocer derechos sin olvidar deberes, y comprender que la equidad no siempre es igualdad.
La justicia que no escucha, oprime; la justicia que no siente, se vuelve tiranía.
Solo cuando la ley camina de la mano de la conciencia, la sociedad deja de ser un sistema y se convierte en comunidad.

🔍 Verdad: la raíz que ilumina la paz

Sin verdad, la compasión se vuelve ingenua y la justicia se deforma.
La verdad es la luz que desnuda los engaños del poder, los intereses disfrazados de ideales, y los discursos que manipulan el alma colectiva.
Buscar la verdad exige valor: el valor de mirar de frente lo que duele y de corregir el rumbo cuando el silencio se vuelve cómplice.

🌅 La paz como tarea interior

No hay paz exterior sin paz interior.
Una sociedad solo puede sanar si quienes la habitan aprenden a reconciliar sus propias sombras.
La paz comienza en el pensamiento que elige comprender, en la palabra que evita herir, en la mano que no golpea, sino que sostiene.

La compasión, la justicia y la verdad no son conceptos abstractos: son los cimientos invisibles sobre los que una civilización puede levantarse sin miedo a caer.

 “La paz no es la ausencia de conflictos,
sino la presencia de conciencia.”

🌿 Noticias Plenas – donde el derecho se encuentra con la conciencia.

jueves, 23 de octubre de 2025

Cómo el odio puede transformarse en política de Estado.


🌍 Cómo el odio puede transformarse en política de Estado

Por Élida Bentancourt – Noticias Plenas

🕯️ 1) Reflexión general
El odio es una emoción tan antigua como el ser humano, pero su peligrosidad se multiplica cuando se convierte en sistema.
Cuando un Estado, una religión o una ideología lo adopta como principio, el odio deja de ser impulso y se vuelve programa: una maquinaria de manipulación, persecución y destrucción.
A lo largo de la historia, las naciones han usado la política, la fe o el nacionalismo como herramientas para dividir al mundo entre “los buenos” y “los enemigos”.
El odio institucionalizado no busca justicia, sino obediencia; no busca verdad, sino sometimiento.
Y cuando logra capturar el poder, la empatía se extingue y el ciudadano deja de ser sujeto de derechos para transformarse en un medio descartable.

⚰️ 2) Ejemplos históricos y actuales del odio hecho sistema

🇹🇷 El genocidio armenio (1915-1923)
El Imperio Otomano emprendió el exterminio sistemático del pueblo armenio cristiano, con deportaciones y masacres que costaron la vida de más de un millón y medio de personas.
Hasta hoy, Turquía no ha pedido perdón oficialmente ni ha reconocido plenamente el genocidio.
Aquel horror fue un ensayo de lo que décadas más tarde repetiría Europa con el nazismo: la conversión del odio en política de Estado.

✝️ Fundamentalismo religioso y exclusión de minorías

En varias regiones del mundo —especialmente en África y Asia— grupos extremistas islámicos continúan persiguiendo y exterminando etnias cristianas, yezidíes y otras comunidades.
El odio religioso, legitimado por una interpretación fanática de la fe, se transforma en guerra civil, desplazamiento y genocidio silencioso.
La religión, cuando se usa como arma, deja de ser espiritualidad y se convierte en instrumento de control.

🇷🇺 Las purgas bolcheviques y el terror rojo

En la Revolución rusa, el odio de clases se elevó a dogma político.
Millones de campesinos, intelectuales y disidentes fueron fusilados o deportados a los gulags por oponerse al régimen soviético.
El asesinato de los zares y sus hijos fue el símbolo de un odio ideológico que pretendía “limpiar” el pasado para instaurar una utopía sin piedad.

🇫🇷 La Revolución Francesa y la guillotina

El siglo XVIII proclamó libertad, igualdad y fraternidad, pero pronto esas banderas se tiñeron de sangre.
Durante el Terror jacobino, el Estado revolucionario convirtió la guillotina en política moral: quien pensaba distinto, moría.
Así, la razón ilustrada se contaminó de fanatismo y el ideal de libertad se volvió opresión colectiva.

🇩🇪 El nazismo y el Holocausto

El ejemplo más siniestro de cómo el odio puede institucionalizarse: una nación entera fue adoctrinada para creer que exterminar era un acto de patriotismo.
El racismo se transformó en ley, y el odio se vistió de ciencia.

🌍 Guerras actuales por creencias y poder

En el presente, África y Medio Oriente siguen siendo escenarios donde la religión, la etnia o la ideología se usan para justificar atrocidades.
En Asia, minorías religiosas siguen siendo perseguidas; y en algunos Estados teocráticos, las mujeres y disidentes son castigados por pensar diferente.
El odio, disfrazado de moral, continúa matando.

🌱 3) ¿Cómo detener la política del odio?

a) Educación en ética y memoria
No basta enseñar tecnología o historia: hay que enseñar conciencia.
La empatía debe ser un valor escolar, político y social. La educación debe formar ciudadanos capaces de pensar por sí mismos, no masas que repitan consignas.

b) Justicia y reconocimiento histórico
El perdón no borra el pasado, pero la negación lo perpetúa.
Los Estados deben reconocer los crímenes históricos —como el genocidio armenio, las purgas ideológicas o los exterminios religiosos— para construir una cultura mundial de responsabilidad moral.

c) Leyes contra el discurso del odio
El odio no puede ampararse bajo la libertad de expresión cuando incita a la destrucción de personas o comunidades.
La libertad tiene límites: termina donde empieza el daño irreversible.

d) Control ético en redes y medios
El odio digital ya es una forma de guerra psicológica.
Las plataformas y los Estados deben cooperar con inteligencia artificial y supervisión humana para impedir que el fanatismo encuentre nuevas trincheras virtuales.

e) Ciudadanía activa y consciente
La indiferencia también mata.
Frente al odio, el silencio es complicidad.
Cada ciudadano puede y debe actuar: informarse, denunciar, dialogar y elegir líderes que prioricen la paz sobre la revancha.

⚖️ Reflexión final

El odio es una enfermedad política del alma colectiva.
Cuando el poder lo adopta, se convierte en un cáncer moral que destruye naciones, culturas y generaciones.
Por eso, la gran tarea del siglo XXI no es tecnológica, sino espiritual: aprender a gobernar sin odiar, a disentir sin destruir, a recordar sin venganza.

“Los pueblos no mueren cuando pierden guerras,
sino cuando olvidan su conciencia.”

🌿 Noticias Plenas – donde el derecho se encuentra con la conciencia.




martes, 21 de octubre de 2025

REDES SOCIALES Y EL ESPEJISMO DE LA EMPATÍA

🌐 Redes sociales y el espejismo de la empatía

Por Élida Bentancourt – Noticias Plenas

Vivimos en una época donde todos pueden hablar, pero pocos eligen escuchar.
Las redes sociales, creadas para conectar al mundo, se han convertido —cada vez más— en un espejo donde muchos reflejan su frustración, su ira o su fanatismo. Lo que debería ser un espacio de intercambio de ideas se transforma, a menudo, en una arena de juicio público donde la empatía se disuelve entre los algoritmos.
Hace unos días, un grupo de jóvenes escribió en las redes: “Esta vieja debería estar prohibida en las redes sociales.”
Lo dijeron porque expresé una opinión contraria a la corriente dominante: que no estoy de acuerdo con la reciente ley de eutanasia en Uruguay, ya que carece de las garantías suficientes para proteger la vida y la voluntad consciente de las personas.
No me ofende el insulto, me preocupa el síntoma.

Cuando una sociedad deja de debatir ideas y empieza a atacar personas, lo que se erosiona no es una opinión: es la ética misma.
La libertad de expresión pierde su valor cuando se usa para silenciar, denigrar o etiquetar al otro como “enemigo”. Y en el fondo, esas reacciones violentas no nacen del pensamiento, sino de la imitación. Muchos jóvenes —sin haber leído las leyes ni comprendido los contextos— repiten el discurso de sus referentes, sean políticos, mediáticos o familiares. Así, las redes se llenan de ecos, pero vacías de reflexión.

⚖️ ¿Hay que regular las redes sociales?
Es una pregunta necesaria, pero incómoda.
No se trata de censurar, sino de poner límites éticos a la crueldad, igual que los ponemos en la vida real.
Las plataformas tienen herramientas tecnológicas —incluida la inteligencia artificial— que podrían detectar patrones de discurso de odio, acoso y fanatismo, y bloquear temporal o definitivamente a quienes reiteran ese comportamiento.
Pero la pregunta más profunda es otra:
¿por qué hay tanto odio que moderar?

Porque el problema no está solo en la pantalla.
Está en las familias que los educan, en la falta de diálogo, en la educación que confunde “opinar” con “atacar”, en el vacío afectivo que deja lugar al resentimiento. Si en un hogar se enseña a respetar hasta a una hormiga, ¿cómo se puede justificar el desprecio a otro ser humano?

🧭 Ética digital: un espejo del alma
Las redes no son el problema: son el reflejo.
Allí se multiplica lo que somos.
Si una persona necesita destruir al otro para afirmarse, no está ejerciendo libertad: está manifestando vacío.
Por eso, antes de regular las plataformas, tal vez debamos reeducar la empatía, devolverle al diálogo su dignidad y recordar que detrás de cada pantalla hay una vida, una historia, una persona con emociones, aciertos y fragilidades.

“La inteligencia artificial puede detectar el odio,
pero solo la inteligencia humana puede transformarlo en comprensión.”

Que las redes sociales vuelvan a ser puentes, no trincheras.
Porque el mundo no necesita más voces que griten, sino más almas que comprendan.

🌿 Noticias Plenas – donde el derecho se encuentra con la conciencia.