Por Élida Bentancor – Noticias Plenas
1. Definición y origen
El término “Socialismo del Siglo XXI” apareció por primera vez en la primera década del siglo XXI, asociado al liderato de Hugo Chávez en Venezuela, con su proyecto político llamado “Bolivarianismo”. La idea afirmaba actualizar el socialismo clásico —propiedad estatal, planificación central, fuerte intervención del Estado— adaptándolo a un contexto globalizado, con retórica anti-imperialista, énfasis en los movimientos sociales y alianzas latinoamericanas.
En teoría, buscaba combinar justicia social, democracia participativa y soberanía nacional. Sin embargo, en la práctica y el debate público emprendió múltiples derroteros: algunos lo vieron como una renovación del ideal socialista, otros lo califican como una cobertura para autoritarismos.
2. ¿Por qué se habla de él en América Latina?
América Latina experimentó en el siglo XX cambios estructurales: desigualdad, dependencia económica, intervencionismos externos. El Socialismo del Siglo XXI planteaba: mayor intervención del Estado, redistribución, alianzas con gobiernos afines, integración regional (por ejemplo, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA), y un discurso que criticaba el neoliberalismo. Los países más referenciados han sido:
Venezuela (como caso principal)
Cuba (como aliado y modelo de continuidad)
Nicaragua (con Daniel Ortega, aunque el término no siempre se aplica exactamente)
En ciertos periodos, Bolivia, Ecuador, y otros gobiernos de izquierda que adoptaron discursos similares.
3. Socialismo del Siglo XXI, narcoterrorismo o terrorismo de Estado: ¿qué vínculo?
El concepto se vuelve más crítico cuando se vincula con prácticas de Estado que los opositores denuncian: concentración de poder, restricción de libertades, militarización, alianzas con grupos armados, tráfico de influencias, control de recursos naturales. En el caso de Venezuela, por ejemplo, se habla de “narcoterrorismo” o de “terrorismo de Estado” como acusaciones que señalan el uso estatal del poder para facilitar o encubrir redes de narcotráfico, represión política y violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Cuando un gobierno de izquierda adopta el discurso del Socialismo del Siglo XXI pero practica:
supresión del poder judicial o legislativo,
ausencia de elecciones libres,
persecución de la oposición,
alianzas con grupos irregulares para conservar el poder,
entonces algunos analistas lo califican como autoritarismo de izquierda o régimen híbrido.
La clave del debate es: ¿es ese modelo socialista o simplemente un autoritarismo con retórica socialista?
4. Socialismo del Siglo XXI democrático vs. izquierda democrática
Esta distinción es crucial: no todos los gobiernos de izquierda operan bajo el modelo antes descrito. En Uruguay, Brasil o Chile (en sus momentos de gobiernos de izquierda moderada), se ha intentado mantener sistemas democráticos, multipartidismo, libertades individuales, separación de poderes, economía mixta, etc.
La diferencia radica en:
Gobernanza institucional: si los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial se respetan mutuamente.
Participación ciudadana y pluralismo: si la oposición tiene espacio real y legal para actuar.
Respeto a los derechos humanos: si las minorías, las libertades y el disenso están protegidos.
Cuando alguno de esos elementos se debilita: el sistema puede mutar de “izquierda democrática” a “socialismo del siglo XXI” en su versión autoritaria.
5. Por qué se usa este término de manera tan marcada
El término sirve como etiqueta política y mediática que resume una narrativa: gobiernos que adoptan un lenguaje de justicia social, anti-imperialismo y redistribución, pero que en la práctica pueden restringir libertades y concentrar poder.
Por eso se usa como advertencia: al hablar del “Socialismo del Siglo XXI” se alerta sobre riesgo de autoritarismo.
También puede usarse como instrumento ideológico para criticar o deslegitimar gobiernos de izquierda moderada; la ambigüedad del termino permite diferentes usos políticos.
🔍 Reflexión final
El Socialismo del Siglo XXI no es, en sí mismo, un modelo homogéneo. Dependerá de su práctica institucional y del contexto democrático.
Como defensora de la forma republicana, veo que la democracia está en el equilibrio: entre la izquierda que proclama justicia y la práctica que debe respetar la libertad.
La pregunta que queda abierta es:
¿Podrá el socialismo moderno combinar solidaridad y libertad sin sacrificar uno por el otro?
Porque lo que no puede funcionar es usar la bandera del socialismo para justificar la centralización del poder o la dictadura permanente.
“Una democracia es tan fuerte como su capacidad para tolerar la crítica.
Un socialismo es tan justo como su capacidad para reconocer al otro.”
⚖️ Noticias Plenas – donde el derecho se encuentra con la conciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario