Por Elida Bentancor – Noticias Plenas
En la vida pública —y en especial dentro de la administración del Estado— existen momentos en los que la verdad deja de importar tanto como el relato. Cuando eso ocurre, la justicia se diluye entre titulares y opiniones, y las personas honestas terminan pagando el costo del poder ajeno.
En los últimos años, y particularmente desde 2024, hemos visto cómo algunos periodistas, legisladores y figuras públicas usan su influencia para instalar acusaciones sin pruebas, repitiendo relatos que luego se transforman en “verdades mediáticas”.
Se presentan denuncias en el Parlamento, se difunden en los medios, se repiten en redes sociales… pero nadie muestra un solo dato comprobable. Y mientras tanto, la reputación y la carrera de las personas señaladas se destruyen, aunque la justicia no haya probado absolutamente nada.
🧩 Cuando el relato sustituye a la verdad
Vivimos una época en la que la información circula con velocidad, pero no con profundidad.
La gente lee titulares, no pruebas. Opina antes de conocer.
Y quienes tienen poder mediático o político lo saben: una acusación repetida mil veces puede parecer más cierta que una absolución silenciosa.
Por eso, el daño no es solo individual: es institucional.
Cuando un servidor público honesto es difamado, la confianza ciudadana también se erosiona.
La difamación política no solo destruye personas, corroe la fe de la gente en el Estado y en la posibilidad de un servicio público digno.
🧠 Pensar antes de creer
La pregunta es: ¿qué dato mata relato?
La respuesta está en la ciudadanía.
Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de pensar antes de creer, verificar antes de compartir, escuchar antes de condenar.
La democracia no se sostiene solo en votos, sino en pensamiento crítico.
Y el pensamiento crítico exige algo muy simple: no repetir lo que no se ha probado.
💬 Una reflexión necesaria
Las luchas de poder existen, y siempre existirán. Pero no hay poder más grande que el del discernimiento.
Por eso, frente a cada denuncia mediática sin pruebas, frente a cada relato armado para destruir, recordemos esto:
La verdad no grita, pero resiste.
El dato no busca fama, busca justicia.
Y aunque el relato corra, el tiempo —que siempre devuelve lo verdadero— pone a cada uno en su lugar.
✍️ Noticias Plenas – Un espacio donde el derecho se encuentra con la conciencia.
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