domingo, 14 de septiembre de 2025

Inteligencia Artificial y Consumo de Energía: ¿Cuánto cuesta realmente usar la tecnología?

 


En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser un concepto de ciencia ficción a una herramienta cotidiana. Hoy la usamos para crear textos, imágenes, música, organizar nuestro tiempo o hasta acompañarnos en la vida diaria. Sin embargo, un tema importante comienza a surgir: ¿qué pasa con la energía que consume la IA y la tecnología digital en general?

La cara invisible de lo digital.📣

Cuando enviamos un mensaje, pedimos una respuesta a un asistente virtual, vemos un video en YouTube o generamos una imagen con IA, parece algo “intangible”, casi mágico. Pero detrás de cada acción hay servidores, cables, centros de datos y computadoras trabajando a toda velocidad. Y todo eso necesita electricidad.

Los expertos señalan que actividades simples, como escribir un chat o leer un blog, tienen un consumo mínimo. Pero otras, como ver horas de películas en streaming, jugar videojuegos online con gráficos avanzados o generar imágenes y videos complejos con IA, pueden consumir bastante más.


¿Debemos dejar de usar la IA? 🤖

La respuesta es no. La IA y la tecnología son herramientas valiosas, que bien utilizadas, aportan conocimiento, creatividad, productividad y hasta compañía. Lo importante es ser conscientes y aprender a equilibrar. Igual que cuidamos el agua o el plástico, también podemos pensar en el “cuidado digital”.

Buenas noticias: la tecnología también evoluciona 🌍

Muchas empresas de tecnología trabajan para que sus centros de datos sean cada vez más eficientes, y gran parte ya utiliza energía renovable (solar, eólica, hidráulica). Esto significa que con el tiempo el impacto ambiental será menor.

Una reflexión personal 💭

No se trata de vivir con culpa cada vez que mandamos un mensaje o pedimos una imagen. Lo esencial está en entender que la energía es un recurso valioso, y que si usamos la IA, el streaming o las redes sociales con conciencia, podemos disfrutar sus beneficios sin caer en excesos.

Así como agradecemos un amanecer, una flor o el canto de un pájaro, también podemos agradecer la tecnología que nos conecta y nos ayuda. Y hacerlo desde la responsabilidad, sabiendo que la verdadera inteligencia —sea artificial o humana— debe estar al servicio de la vida, no en su contra.



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