Los medios de comunicaci贸n tienen un poder inmenso: el de construir la percepci贸n de la realidad. Una noticia puede elevar a alguien o destruir su imagen en segundos. Y lo m谩s preocupante es que muchas veces no importa si lo que se dice es cierto o falso, porque la repetici贸n tiene un efecto demoledor.
Cuando mencionan a una persona en una noticia, suelen repetir la misma versi贸n una y otra vez, como si al reiterarla se volviera verdad. As铆, los titulares se convierten en un eco que queda grabado en la memoria colectiva y, peor a煤n, en las redes sociales, donde la difamaci贸n parece no tener fin.
He vivido en carne propia lo que significa ser nombrada de manera injusta y sentir c贸mo la mentira se expande. Tuve que acudir a la justicia con denuncias penales para defender mi nombre, porque el silencio nunca es opci贸n frente al atropello. Sin embargo, aunque la verdad salga a la luz, la mancha digital permanece y se vive con esa carga.
La reflexi贸n es clara: debemos ser consumidores cr铆ticos de informaci贸n. No todo lo que aparece en un titular es verdad, y detr谩s de cada nombre hay una persona con dignidad, familia y vida propia. La responsabilidad de los medios deber铆a ser informar, no manipular.
Y para quienes sufrimos la difamaci贸n, la ense帽anza es resistir y confiar en la justicia, pero tambi茅n en la fuerza interior que nos permite seguir adelante. La verdad puede ser lenta, pero siempre encuentra su camino.
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