martes, 23 de septiembre de 2025

Un exfuncionario público puede contar lo que sabe?

NOTICIAS PLENAS 

Cuando alguien deja de trabajar en un organismo del Estado, surge una duda frecuente: ¿puede hablar libremente de todo lo que vio o escuchó? La respuesta es no siempre, porque en Uruguay la confidencialidad no termina con la jubilación o la renuncia.

La lógica detrás de la reserva

Aunque la Constitución no lo diga expresamente, la idea es simple: la confianza en la función pública se construye sobre la responsabilidad de guardar la información sensible. La ciudadanía espera que quienes tuvieron acceso a datos delicados —ya sean personales o institucionales— no los usen después para beneficio propio ni para dañar a otros.

Qué dicen las leyes

Ley 18.381: protege la información considerada confidencial (por ejemplo, datos económicos o cláusulas secretas en contratos).

Estatuto del Funcionario Público (Ley 19.121): prohíbe revelar información conocida en el ejercicio del cargo, salvo autorización.

Ley 18.331 (Protección de Datos Personales): es la más clara, porque dice que el deber de secreto se mantiene incluso cuando la relación laboral terminó.

¿Qué pasa si se viola la confidencialidad?

Las consecuencias pueden ser graves:

El Estado puede reclamar responsabilidades.

La persona afectada puede pedir una indemnización.

Y en casos más extremos, puede haber sanciones penales, como el delito de violación de secretos.

Un ejemplo cercano

Imaginemos a una funcionaria de salud que, tras jubilarse, cuenta públicamente detalles de la historia clínica de un paciente. Aunque ya no trabaje en el hospital, esa información sigue siendo confidencial. Divulgarla sin autorización es una falta grave, que puede generar sanciones legales.

En resumen

Ser funcionario público significa un compromiso que no se corta con el fin del contrato. La confidencialidad es parte de ese compromiso, y respetarla protege tanto a las personas como a la credibilidad de las instituciones.


domingo, 21 de septiembre de 2025

🌍 Palestina, reconocimientos y temores globales

NOTICIAS PLENAS BLOG

En los últimos días, varios países —como Reino Unido, Australia, Canadá y Portugal— se sumaron al reconocimiento oficial del Estado palestino. Con ellos, ya son más de 140 los países miembros de la ONU que lo hacen.

Este movimiento refleja una creciente presión internacional hacia la solución de dos Estados, mientras que Israel rechaza esa fórmula y mantiene su ofensiva militar, especialmente en Gaza, donde la crisis humanitaria se agrava.

🤔 ¿Puede esto desencadenar una guerra mundial?

Es comprensible la preocupación, pero los analistas coinciden en que no es probable. Reconocer un Estado es una acción diplomática y política, no un acto de guerra. Aunque aumenta las tensiones regionales, las grandes potencias (EE.UU., Rusia, China, UE) muestran cautela en involucrarse militarmente de manera directa.

⚠️ Lo que sí puede esperarse es:

Mayor presión diplomática sobre Israel.

Nuevas divisiones políticas internacionales.

Intensificación de la violencia en la región.

El futuro inmediato dependerá de la capacidad de negociación y de que la comunidad internacional logre frenar la escalada. Por ahora, el riesgo de un conflicto global sigue siendo bajo, aunque la tragedia humanitaria en Palestina es cada vez más grave.

🔻 La situación en Palestina sigue marcando la agenda mundial. El reconocimiento de nuevos países al Estado palestino genera esperanza para algunos y preocupación para otros, pero lo que más urge hoy es aliviar el sufrimiento humano y evitar que la violencia siga escalando.

🌍 Que la diplomacia, y no la guerra, sea el camino.

NOTICIAS PLENAS, BLOG



jueves, 18 de septiembre de 2025

QUE ES UN DISCURSO DE ODIO?

NOTICIAS PLENAS

Un discurso de odio no es simplemente una opinión fuerte ni una crítica política. Se trata de mensajes que buscan degradar, discriminar o incitar a la violencia contra personas o grupos por su origen, religión, género, orientación sexual, condición social u otras características que forman parte de su identidad. 
 El peligro del discurso de odio está en que no suma argumentos ni fomenta el debate, sino que destruye la dignidad del otro y enciende la hostilidad. En lugar de construir diálogo, levanta muros. 
 La libertad de expresión es un derecho esencial, pero no puede usarse como excusa para vulnerar la dignidad de los demás. 
Un país democrático necesita palabras que cuestionen sin humillar, que critiquen sin destruir, porque la verdadera fuerza de un discurso no está en el odio que genera, sino en las ideas que propone. 
 👉 El pensamiento crítico, el respeto y la empatía son los antídotos frente a la retórica del odio.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

GALA CON SOMBRERO AJENO

 

NOTICIAS PLENAS, BLOG

Algunos políticos hacen gala con sombrero ajeno

En la vida política uruguaya —y en particular en algunos sectores de izquierda— existe una práctica tan antigua como persistente: la de apropiarse de logros ajenos para presentarlos como propios. Esta estrategia, aunque pueda resultar eficaz en términos de comunicación, plantea serias dudas en cuanto a su honestidad intelectual y política.

La expresión popular “hacer gala con sombrero ajeno” describe con precisión este comportamiento: lucir con orgullo aquello que en realidad pertenece a otros. En el campo político, esto se traduce en adjudicarse proyectos, obras o programas iniciados en administraciones anteriores, o que nacieron del trabajo de técnicos, comunidades locales o incluso de organismos internacionales.

El juego de las imágenes y el relato

Uno de los recursos más recurrentes es la exposición mediática. Inauguraciones, conferencias de prensa y recorridas por obras en ejecución se convierten en escenarios cuidadosamente montados para la foto. El político aparece en el lugar justo, corta la cinta simbólica, sonríe ante las cámaras y difunde el mensaje: “esto es un logro de nuestra gestión”.

Sin embargo, lo que muchas veces queda invisibilizado es que el proyecto se diseñó, financió o ejecutó en otra etapa. La obra pública, por ejemplo, requiere largos procesos de planificación, licitación y ejecución que trascienden los períodos de gobierno. Así, un puente, una ruta o un centro cultural inaugurado hoy puede haber sido proyectado hace cinco o diez años.

Este mecanismo no solo distorsiona la percepción ciudadana, sino que también invisibiliza el esfuerzo de quienes realmente impulsaron el proyecto, ya sea un gobierno anterior o equipos técnicos que trabajaron en silencio.

Impacto en la confianza ciudadana

La práctica de exhibir como propios logros ajenos tiene consecuencias profundas sobre la relación entre política y sociedad.

1. Debilita la credibilidad: Cuando la gente percibe que los políticos mienten o exageran, aumenta la desconfianza hacia el sistema en su conjunto.

2. Fomenta la apatía: El ciudadano que ve estas maniobras puede llegar a pensar que “todos son iguales” y que la política es solo marketing.

3. Desincentiva la innovación: En lugar de promover ideas originales, los dirigentes se conforman con capitalizar lo ya hecho, lo cual empobrece el debate democrático.

Un fenómeno más visible en la izquierda

Aunque esta conducta atraviesa a todo el espectro político, resulta más notoria en algunos dirigentes de izquierda. La razón es doble: por un lado, la izquierda uruguaya se ha identificado históricamente como la defensora de lo público, lo cual la obliga a mostrar resultados de gestión. Por otro, muchos de sus cuadros han hecho de la comunicación política una herramienta central, lo que acentúa la tendencia a apropiarse de símbolos y logros previos.

No obstante, conviene aclarar que el fenómeno no es exclusivo. En distintos momentos históricos, tanto gobiernos de derecha como de centro también recurrieron a esta práctica. Se trata más de una cuestión de estilo político y de estrategia comunicacional que de ideología.

Hacia una cultura política más honesta

El desafío es construir una cultura política que reconozca la continuidad institucional. Ningún proyecto nace de cero; las políticas públicas son procesos largos que atraviesan administraciones. Reconocer el trabajo previo no debería ser visto como un signo de debilidad, sino como una muestra de madurez democrática.

La verdadera grandeza política se mide en la capacidad de innovar, aportar nuevos enfoques y asumir responsabilidades sin necesidad de despojar a otros de sus méritos. A la ciudadanía, por su parte, le corresponde desarrollar un espíritu crítico que le permita distinguir entre propaganda y realidad, entre la foto para la tribuna y el trabajo de fondo.

Reflexión final

Cuando un político se viste con logros ajenos, no solo engaña a la sociedad: también se engaña a sí mismo. La política auténtica se construye sobre la base del servicio, la honestidad y el reconocimiento justo a quienes trabajan por el bien común. Solo así se podrá fortalecer la confianza ciudadana y elevar la calidad de la democracia uruguaya.

NOTICIAS PLENAS